Julio Casado (1939-2018)
Julio Casado

El pasado día 2 de abril falleció el catedrático de Química Física D. Julio Casado Linarejos. Nacido en Palencia en el año 1939, se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad de Valladolid en 1965 y posteriormente realizó una estancia postdoctoral con el Prof. Børge Bak en la Universidad de Copenhague sobre Espectroscopia de Microondas. A su regreso, y ya como profesor Adjunto en la Universidad de Valladolid, estableció el primer laboratorio de microondas en España. En el año 1973, con tan solo 34 años, fue nombrado catedrático de Química Física de la Universidad de Santiago de Compostela, donde trabajó más de una década, dejando una imborrable huella, tanto en el ámbito científico como académico, creando un grupo de investigación en cinética química de reconocido prestigio internacional. Son de destacar además, durante su período en la Universidad de Santiago, sus labores como Vicerrector y Director del ICE (Instituto de Ciencias de la Educación). Posteriormente se trasladó a la Universidad de Salamanca, donde creó un grupo de investigación sobre los mecanismos de formación de compuestos bioactivos. Recibió la Medalla de Investigación de la Real Sociedad Española de Química (RSEQ) en 1992 y el Premio de Investigación Aldrich Química. Fue miembro de la Junta de Gobierno de la RSEQ, de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI) y Director de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) durante el período 1996- 2000.

Este palentino de nacimiento, gallego de adopción y ciudadano del mundo, que se relacionaba con la misma simpatía con gentes de todas las clases sociales y de todas la ideas políticas, dejó un honda huella en cada persona que tuvo la fortuna de relacionarse con él. Y eso en todos los momentos y actividades de su vida. Sus alumnos en la universidad le consideraban como uno de los mejores docentes, e incluso aquellos alumnos a los que la disciplina de la Química Física les resultaba bastante difícil de asimilar, reconocían su gran dedicación en la preparación cuidadosa y amena de sus clases. Gracias a sus amplios conocimientos en todas las áreas, sus conferencias –de toda índole- eran realmente magistrales y sorprendían por citar tanto a clásicos, como Cicerón o Sócrates, como a su admirado Ortega, pero también figuraban filósofos, científicos, escritores, historiadores, etc. que venían a aportar tanto rigurosidad y profundidad, como frescura y amenidad a sus exposiciones. Su especial característica de gran conversador la mantuvo hasta el final, incluso cuando la enfermedad le inmovilizó entre las cuatro paredes de su piso, totalmente abigarrado de libros. “Lo llevo en mi corazón; ha sido muy bonito conocerlo”, escribía una médico de cuidados paliativos que le había tratado en los últimos meses. Y esa era la sensación que a uno le quedaba cuando acababa de hablar con él: una persona muy fácil de querer, pero muy difícil de olvidar. “Uno de los logros mas impresionantes de la mente humana ha sido ese conocer lo que no vemos; tanto en el ámbito de lo infinitamente pequeño como de lo infinitamente grande” decía el profesor Casado en una de sus conferencias sobre la Química y las Ciencias de la Vida, hace apenas una década. Y añadía la frase de Ortega “…es la vida un proceso químico en cadena, cada una de cuyas reacciones dispara inevitablemente la sucesiva hasta recorrer la serie predeterminada y fatal. Desde el primer momento, como un móvil en su trayectoria, va la vida lanzada a su consumación.. .No cabe variar el proceso inexorable: sólo es posible artificialmente frenarlo, hacer que cada reacción tarde más en producirse…” Y pareciera como si en aquellas palabras presintiera lo que iba a estar haciendo durante sus últimos años en su continuada guerra personal con la enfermedad, hasta que plácidamente, como si entrase en un sueño, dejó que la cinética agotase totalmente sus reactivos y llegara a su final. Detrás queda una larga vida de dedicación y formación de varias generaciones de químicos que nunca olvidarán todo lo que aprendieron, tanto científica como humanamente, de este gran maestro y profesor, que nunca renunció a hacer ciencia e investigación de calidad, aún cuando los medios eran muy escasos; así como a transmitir el empeño por la rigurosidad y el buen hacer en todas las tareas de la vida. Y también deja la estela de lo que significa una amistad profunda en todos los que llegaron a conocerle. Que su alma descanse en paz.

Entrevista en 2013




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